lunes, 24 de enero de 2011

El caso del pastor alemán

Hola gente, os traigo un caso con el que me ha encantado trabajar, de echo creo que ha sido con uno de los que más satisfecho he quedado, este es el caso de Zarpa una pastora alemana del refugio donde soy voluntario, la historia de esta perra comienza cuando la protectora la recoje abandonada en la calle y uno de los voluntarios se hace cargo de ella.Después de tenerla varios meses decide entrenarla  como perra policia y en uno de los cuarteles militares de aquí de Ferrol ( A Coruña ) empieza su entrenamiento, a los pocos meses del mismo el entrenador se da por vencido con la perra por su alto nivel de hiperactividad.

Fue entrenada hasta en agility con el fin de que la perra desahogara toda ese energía que tenía acumulada, pero el entrenador desistió. Vuelta al refugio y con el entrenamiento a la mitad la guardaron en una pista ballada bastante grande para que pudiera correr libremente, cada vez que alguien entraba dentro de la pista Zarpa con el alto nivel de energía que tenía corría y saltaba detrás de la gente, y de vez en cuando soltaba un mordisquito ya que no sabía como liberar esa frustración que acumulaba de estar allí dentro, ése fue mi aliado a la hora de poder trabajar con la perra que se obsesionara con cualquier cosa.

Cojí un palo para ver la reación de la perra y ésta se puso a saltar para cojerlo y yo ahí ya vi que en ese terreno la tenía ganada, cuando la perra saltaba para cojer el palo yo se lo apartaba dando vueltas alrededor de mi mismo, con el fin de cansar a la perra. Cuando llevaba cinco minutos haciendo esto me di cuenta que la perra se fijaba más en mi brazo que en el palo, en ese momento me alarmé y me pregunté cuál sería la razón de eso, pensando caí en la conclusión de que pudiera ser debido al entrenamiento que tuvo en el cuartel militar ya que fue entrenada para que mordiera el brazalete, este típico brazalete acolchado que usa la policía para entrenar a sus perros.

Si quería que la perra dejara de obcecarse en mi brazo tendría que correjirla sin más, cuando fijaba los ojos en mi brazo le daba un pequeño toque para desviarla de eso y a los cinco minutos Zarpa se fijaba sólo en jugar con el palo, ya no le importaba ni lo más mínimo mi brazo.

Cuando llevaba cuarenta minutos jugando vi el momento para empezar a correr con el palo y que ella lo persiguiera, hice esto hasta completar la hora y cuarto que fue el tiempo en el que la perra quedó completamente agotada, había liberado toda esa frustración que tenía acumulada de estar aquellos siete meses encerrada en aquella pista, ahí vi que tendría la oportunidad de hacer lo que quisiera con ella, cuando una perra está fisicamente y mentalmente cansada es mucho más facil de trabajar con ella.

Con el collar Ilusión en la mano y un bozal ( ya que siempre puedo saber como reacionaré yo pero no la perra ) saqué a Zarpa de aquel lugar en el que llevaba recluida más de medio año y fui a dar un paseo por el centro, me atreví a ir por la calle más transitada de todo Ferrol y lo que sospechaba se hizo realidad, Zarpa fue una perra ejemplar durante todo el paseo, ya se le había olvidado eso de ir de aquí a allá dando saltos y mordiscos a cada persona que veía fue la perra que tenía que haber sido tanto como sumisa como obediente, de vuelta al refugio le quité el bozal y el mismo comportamiento relajado y tranquilo volvio a repetirse, estuve cerca de la hora y media paseando con ella ya que cuanto más tiempo pasaba más me gustaba el comportamiento que iba adquiriendo, de vuelta al refugio la meti en la pista y quedo descansando de su largo día de trabajo.

Aquí un video de Zarpa cuando recien la habia sacado de la perrera.